GALICIA EN 5 DÍAS
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TERCER DÍA:
ENCANTOS DE PONTEVEDRA
Nuestra segunda noche en Galicia la pasamos en Santiago y como nos levantamos súper tempranito, nos fuimos a visitar la ciudad por segunda vez antes de despedirnos de A Coruña.
¿QUÉ HICIMOS DURANTE EL DÍA?
Lo que hicimos fue realmente dar un largo y
relajado paseo por la ciudad, respirando su ambiente y caminando por sus
antiguas calles de piedra y verdes jardines.
De camino a la Catedral, paseamos por el
casco antiguo disfrutando de cualquier cosa que veíamos. Todo nos pareció muy diferente a Andalucía (de donde somos), y es
que las callejuelas, los muros, las grandes casas adosadas, los caminos de
piedra, el diseño de las tiendas, los letreros de los locales, etc SON ÚNICOS.
Al llegar a la Catedral, paseamos por los
alrededores, inspeccionando sus calles, plazas, iglesias, etc. Y aprovechamos para sacar algunas fotografías
para el recuerdo.Calles con encanto |
Calles con encanto
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Iglesia de San Fructuoso, detrás del Pazo de Raxoi, vista
desde la plaza de Obradoiro
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Vistas de la ciudad desde la plaza de
Obradoiro. A la izquierda se puede ver un poco de la iglesia de San Fructuoso
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Vistas de la CATEDRAL desde la PLAZA DE LA INMACULADA |
Plaza de la Inmaculada |
Monasterio
de San Martín Pinario (en la Plaza de la Inmaculada)
Seguimos paseando hasta llegar al PARQUE DE SANTO DOMINGO DE BONAVAL situado en una colina al noreste, en el
barrio de San Pedro.
Antiguamente el parque era una finca y
un cementerio dominicio pero se rehabilitó y se inauguró el 24 de julio de 1994.
Dentro del parque se encuentran
distintos niveles de altura. En él se pueden distinguir tres zonas claramente
delimitadas.
Llegamos a Pontevedra, pero como no dejaba de llover a
mares, cambiamos el plan de estar toda la tarde visitando la ciudad, a
sentarnos en una cafetería (CAFETERÍA EL PASAJE) de toda la vida de dios a tomarnos un buen café (que
falta nos hacía).
El camarero se nos acercó y nos preguntó que de dónde
éramos, ya que rápidamente se dio cuenta de que muy del norte no teníamos pinta
de ser. Estuvimos un buen rato charloteando con él. De hecho, le debimos caer
bien porque nos invitó a un par de trozos de bizcocho y a un chupito de licor
típico de allí después de tomarnos el café. Y la cosa no se queda ahí; también
nos regaló una colección de posa vasos que según él, tenían mucho valor por ser
una edición limitada de muchos años atrás.
Cuando salimos de la cafetería ya estaba anocheciendo, así
que cogimos a negrito y nos fuimos rumbo a nuestro destino siguiente, donde nos alojamos aquella
noche.
¿¿PRÓXIMA PARADA??
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